Por José Rodríguez Sojo
17/02/2021 - 11:31 Actualizado: 18/02/2021 - 08:36
Imagínese a dos gemelos con vidas diferentes. Uno de los dos
pasa el covid y recibe el alta el 15 de febrero, misma fecha en que a su
hermano se le administra la segunda dosis de la vacuna. ¿La inmunidad de ambos
es igual de efectiva? ¿Hay más probabilidades de que el primero de ellos se
reinfecte o de que el segundo contraiga el virus por primera vez? "Tanto
el que lo ha pasado como el que solamente se ha vacunado tienen anticuerpos,
pero el que se ha vacunado solo tiene anticuerpos contra una proteína concreta",
explica Vicente Soriano, médico especialista en enfermedades infecciosas,
exasesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y profesor de la
Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Se refiere a la proteína S,
denominada así por formar la espícula ('spike', en inglés), una envoltura en
forma de aguja que propicia la infección por SARS-CoV-2. Todas las vacunas
contra el covid-19 que se comercializan actualmente se dirigen a la proteína S,
por ser la parte del virus con mayor capacidad para activar el sistema
inmunitario. Por tanto, el gemelo vacunado tendría mayor protección contra la
principal vía de entrada del virus, pero la de su hermano sería capaz de actuar
contra otros frentes. "El que se vacuna tiene una concentración de anticuerpos
muy alta contra la proteína 'spike', contra la envoltura del virus, mientras
que el señor que lo ha padecido y se ha curado tiene títulos moderados de
anticuerpos, pero contra diferentes proteínas del virus", matiza Soriano.
Quien se vacuna tiene más anticuerpos contra la proteína S, mientras que quien
lo padece puede tener menos, pero contra diferentes proteínas Para valorar si
es más efectiva la inmunidad natural o la adquirida, Mercedes Jiménez,
investigadora en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas del
CSIC, llama a fijarse en los precedentes: "Hasta ahora, lo que se ha
comprobado con vacunas para otras enfermedades es que la inmunidad adquirida
por vacunas es más potente, porque genera un nivel más alto de anticuerpos y
células T (inmunidad humoral y celular), en general, que si se pasa la
enfermedad. Además, se evita sufrir las enfermedades e incluso
erradicarlas". En cuanto a la duración de los anticuerpos, el coordinador
del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP),
Francisco Álvarez, se muestra prudente: "Aún no hay certezas porque la
vacuna es muy joven todavía. En la enfermedad, hay un estudio que estima que
las defensas permanecen ocho meses, al menos. En las vacunas, hasta cuatro
meses, pero no ha dado tiempo aún a valorar con suficiente claridad". Un
punto a favor del gemelo que ha pasado la enfermedad es que las vacunas
actuales se administran por vía intramuscular y, por consiguiente, generan
anticuerpos IgG (inmunoglobulina G), los que se encuentran en la sangre y otros
fluidos. Sin embargo, durante las primeras fases de la enfermedad, el
coronavirus se multiplica en el tracto respiratorio y, en este caso, son más
útiles los anticuerpos IgA (inmunoglobulina A), presentes en la mucosa, la
saliva o las lágrimas. "Eso solo se logrará si hay vacunas que se
administren por aerosoles o vía intranasal", apunta el doctor Soriano. Un
punto a favor del gemelo vacunado es que la generación de anticuerpos es menos
potente en personas con síntomas leves o asintomáticas. Así lo demuestra un
estudio, publicado en la revista 'Nature' y citado por el Ministerio de Sanidad
en su documentación técnica, que comparó a 37 casos asintomáticos con otros 37
que sí mostraban signos leves de la enfermedad. Después de ocho semanas, lo que
se conoce como periodo de convalecencia temprano, en ambos grupos se detectó
una reducción tanto de los títulos de anticuerpos (del 40% en los asintomáticos
y del 12,9% en los casos con síntomas leves) como de su capacidad
neutralizadora (del 11,7% y el 8,3%, respectivamente).
¿Por qué deben vacunarse quienes pasen la enfermedad?
Ello explica que las autoridades
sanitarias no excluyan a quienes han pasado el covid de sus planes de
vacunación. En primer lugar, por la sencilla razón logística de que sería una
quimera realizar test serológicos a toda la población; y, en segundo lugar,
porque los anticuerpos tienden a disminuir pasados unos meses y un recordatorio
genera una respuesta inmunitaria más robusta. "Actualmente en España, si
tienes menos de 55 años y no tienes factores de riesgo se recomienda esperar
seis meses para aplicar la vacuna, pero se hace porque hay pocas dosis y se
prioriza", aclara Álvarez. "Aunque ha habido pocos casos de
reinfección, otra dosis refuerza la respuesta aún más", justifica Jiménez,
quien además esboza la importancia de seguir esta estrategia ante el importante
reto que viene: "Podría conferir inmunidad contra las nuevas variantes,
ante las cuales las vacunas se tendrían que adaptar en caso de que resultaran
menos eficaces".
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