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Tras la fase aguda de la pandemia, algunos
responsables sanitarios quieren modificar su denominación.
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Madrid apuesta por covid-22 porque ahora,
asegura, “es una enfermedad diferente”.
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"Centrémonos más en actuar y menos en
debatir si es covid 19 o 22”, concluye Joan Carles March.
Lo peor de la pandemia ya ha
pasado. Hace más de tres meses que Sanidad dio por concluida la fase aguda de
la misma. De hecho, ya no se contabilizan todos los casos, solo se registran
los contagios de las personas mayores de 60 años. Ha cambiado la forma de
contar la enfermedad ocasionada por el SARS-CoV-2 y ahora algunos quieren
también cambiar su nombre y que en vez de covid-19 se llame covid-22.
Así lo pretende, por ejemplo, la
Consejería de Sanidad de Madrid. El viceconsejero de Asistencia Sanitaria y
Salud Pública, Antonio Zapatero argumentó que el virus que circula en la
actualidad, con las subvariantes BA.4 y BA.5 de ómicron, es muy diferente al
original, al SARS-COV-2 detectado en la ciudad china de Wuhan. La enfermedad es
distinta por lo que “podemos comenzar a hablar ya de covid-22”, explicó
Zapatero.
En la misma línea, el consejero
Enrique Ruiz Escudero aplaudió la “buenísima definición” de su viceconsejero
para denominar un covid “completamente distinto”. "Comparado con el verano
anterior, hay un 65% menos de personas ingresadas", subrayó Ruiz Escudero,
que en cualquier caso recordó que no hay que bajar la guardia porque el
SARs-CoV-2 "sigue entre nosotros".
Un cambio propuesto por los responsables de la salud madrileña y que empieza a contemplarse ya en los medios de comunicación, en las redes sociales y por algunos especialistas como Manuel Muro, Jefe de Servicio de Inmunología de Hospital Virgen de Arrixaca en Murcia.
Aunque otros no lo ven nada
claro. Entre ellos, epidemiólogos como Joan Carles March o el propio Ministerio
de Sanidad que, tal y como confirma a NIUS, no contempla un cambio de nombre. Una
denominación que fija la Organización Mundial de la Salud y que responde a un
acrónimo formado por el comienzo de las palabras corona, virus y la d de
disease, que significa enfermedad en inglés. El 19 representa el año en el que
fue detectado el virus en cuestión por primera vez.
Cambiar de nombre para
marcar unas diferencias que no son nuevas
Cambiar el nombre “es una tontería,
es dar vueltas sobre lo mismo”, asegura Joan Carles March, profesor de la
Escuela Andaluza de Salud Pública. Según el investigador, el objetivo de darle
otra denominación es hacer ver que hay cambios y diferencias, y eso es cierto,
asegura.
Las nuevas subvariantes son más
contagiosas, pero no más graves. Su enfermedad presenta características
específicas, con más síntomas gastrointestinales, pero menos neumonías
bilaterales, detalla March. Este tipo de cambios, recuerda, ya se dieron con la
aparición de las otras variantes de preocupación previas como ómicron, delta o
alfa, aunque entonces no se optó por llamarla covid-20 o covid-21, constata.
Entonces, ¿por qué ahora sí se empieza a hablar de una covid-22?
Más actuar y menos debatir
Detrás de ello, entiende el
profesor, hay un intento de restar importancia a la pandemia, como si el
covid-22 ya no tuviera las mismas consecuencias. “Es verdad que BA.4 y BA.5
–asegura el especialista- provoca menos casos graves, pero ómicron ya generaba
menos casos graves y sabemos que el alto incremento de contagios genera mayor
mortalidad. El virus no mata como en marzo, abril o mayo de 2020, claro que no;
pero desde entonces ha habido ya numerosas variaciones y hasta ahora no se
había propuesto un cambio de nombre”, insiste.
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