El acoso en el trabajo es un proceso que evoluciona y que tiene diferentes niveles o grados de
desarrollo. Se distinguen en cuatro fases que son fundamentales:
Fase 1. INCIDENTES CRÍTICOS: Se trata de un incidente específico que puede originar una
situación de acoso. No todos los conflictos de convivencia en el lugar de trabajo originan hostigamiento
o acoso; solo los conflictos no resueltos que se agravan pueden dar lugar a una futura situación de
acoso.
Fase 2. ACOSO Y ESTIGMATIZACIÓN: en esta fase, la víctima empieza a recibir ataques
psicológicos por parte del acosador, que en un comienzo causa desconcierto y trata de evitar. Los
colegas de la víctima también pueden verse sorprendidos por esta situación y no prestar la atención que
se requiere, restándole importancia e incluso negando lo que ocurre. Estas actitudes provocan el
empeoramiento y prolongación de la situación.
Fase 3. INTERVENCIÓN DE LA AUTORIDAD: la jefatura de la organización comienza a ser
consciente de la gravedad de la situación, lo que requiere medidas de intervención. Éstas pueden
orientarse a la resolución del conflicto o por el contrario, pueden negar u ocultar el problema, lo que
incrementa la gravedad de la situación y el malestar de la persona afectada.
Fase 4. EXCLUSION: debido a que la situación persiste, la víctima puede ser etiquetada como
trabajador “difícil” o “problemático” o con problemas de salud mental, lo que terminará por
desembocar en una expulsión o abandono del puesto de trabajo. Es frecuente que el trabajador se vea
obligado a pedir la baja laboral ante la incapacidad de continuar realizando las labores habituales, o pida
licencias médicas que a la larga van acumulando un estado de incapacidad laboral y facilita el despido.
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