Este aspecto sólo puede abordarse una vez comprobada la validez
interna del estudio. Si estamos convencidos de que los resultados obtenidos en el estudio reflejan asociaciones que son reales,
podemos preguntarnos si dichos resultados son extrapolables a
una población mayor de la que proceden los participantes del
estudio, o incluso a otras poblaciones que son idénticas o al menos
muy parecidas. La pregunta más habitual es si los resultados obtenidos
en el hombre pueden extrapolarse a la mujer. Durante años,
los estudios y, en especial, las investigaciones de la epidemiología
del trabajo, se han realizado exclusivamente en hombres. Los
estudios de los trabajadores de industrias químicas realizados en el
decenio de 1960 en Estados Unidos, Reino Unido y Suecia observaron
en todos los casos riesgos más elevados de ciertos tipos de
cáncer, principalmente leucemia, linfoma y cáncer de páncreas.
Por lo que ya sabemos de los efectos de la exposición a disolventes
y a otras sustancias químicas, podríamos deducir que el trabajo de
laboratorio conlleva también un mayor riesgo de cáncer para las
mujeres. Esto se demostró cuando, a mediados del decenio de
1980, se publicó el primer estudio sobre las trabajadoras de industrias
químicas, con resultados similares a los obtenidos en el
hombre. Merece la pena recordar que se observó también un
mayor riesgo de otros cánceres, como tumores de mama y de
ovarios, que hasta entonces sólo se habían relacionado con
factores endógenos o reproductivos, pero cuya posible relación
con otros factores ambientales se está empezando a sospechar.
Todavía queda mucho por investigar sobre factores determinantes
relacionados con el trabajo de los cánceres femeninos.
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Fte: Enciclopedia OIT
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