miércoles, 7 de octubre de 2020

Coronavirus en Venezuela: el personal médico que combate el coronavirus ganando 4 dólares al mes

 Redacción BBC News Mundo.29  septiembre 2020

Si no puedes ver el video haz clic aquí.

El personal de salud en Venezuela apenas gana entre cinco y cuatro dólares al mes. Además, los trabajadores que denuncian la falta de equipamiento corren el riesgo de ser arrestados por la policía de inteligencia.

Todo esto mientras combaten la pandemia del covid-19, que en Venezuela ya ha dejado 600 muertos.Un tercio de esas víctimas son médicos, enfermeras o personal que trabaja en los hospitales.

Coronavirus: qué es la "covid-19 crónica" y por qué a algunos les cuesta tanto recuperarse

Coronavirus: qué es la "covid-19 crónica" y por qué a algunos les cuesta tanto recuperarse
 

James Gallagher. Corresponsal de salud

  • BBC Mundo. 7 octubre 2020

Diez razones para ser realistas sobre la vacuna del Covid-19 y no esperar un milagro

Diez razones para ser realistas sobre la vacuna del Covid-19 y no esperar un milagro

 Fuente: ABC Enfermedades

A ver si sacan la vacuna ya y termina todo esto» es una de las frases más escuchadas de la pandemia. La gente está cansada de vivir con miedo y no poder salir a la calle con tranquilidad. Por ello, el hallazgo de un vacuna contra laCovid-19 que ponga fin a la crisis es una esperanza con la que sueñan miles de personas.

Actualmente hay más de 150 vacunas candidatas en desarrollo en el mundo, por lo que es posible que en algún momento aparezca una lo bastante efectiva como para frenar el número de contagios. Aunque sea parcialmente.

Sin embargo, aunque hay señales para ser optimistas, no hay garantías de que se vaya a encontrar en un futuro cercano una vacuna lo suficientemente buena como para parar la pandemia. Por este motivo, contemplar todos los posibles escenarios y tener en mente un plan B en el que no haya vacuna es un ejercicio necesario de responsabilidad y transparencia.

Lamentablemente, si de algo podemos estar casi seguros en esta pandemia es de que este coronavirus ha venido para quedarse.

Crear la falsa esperanza de que vamos a contar en breve con una vacuna o tratamiento efectivo contra la COVID-19 puede ser un alma de doble filo que podría causar una gran decepción si las expectativas no se cumplen. Anuncios que aseguren que tendremos una vacuna este año pueden suscitar desconfianza en la población si no se alcanzan los plazos prometidos.

Por otro lado, un exceso de optimismo podría crear una sensación de falsa seguridad y dar lugar a una relajación de las medidas de prevención y control del virus que sí se han demostrado eficaces para evitar su propagación.

No hay duda de que las vacunas son uno de los grandes avances de la historia de la humanidad y la mejor forma de prevenir y reducir las enfermedades infecciosas. De hecho, la Organización Mundial de la Salud estima que evitan de 2 a 3 millones de muertes al año.

Gracias a las vacunas se ha conseguido erradicar una enfermedad tan letal como la viruela y poner al borde de la extinción una dolencia tan temida y contagiosa como la poliomelitis. Por ello, no es de extrañar que al oír la palabra

Una vacuna se podría definir como «cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos». Sobre el papel, desarrollar un candidato parece algo sencillo, pero a la hora de ponerlo en práctica es un proceso mucho más complejo.

El desarrollo de vacunas presenta muchos desafíos para lograr que sean seguras y efectivas, y este caso no es una excepción. Por ello, es importante conocer las limitaciones y problemas que se pueden encontrar para no caer en un exceso de confianza en su efectividad y plazos de entrega.

1. Las prisas no son buenas

El proceso normal para hacer una vacuna es de entre 10 y 15 años. No se puede esperar tener una perfecta en menos un año y que nos permita volver automáticamente a nuestra vida anterior.

Por ejemplo, el acortamiento que estamos viendo de la fase de investigación preclínica en la que se estudia la vacuna en cultivos celulares y en animales es algo inusual y un reflejo de la urgencia por dar con la vacuna.

2. Tiene que proteger en humanos

Es fácil de decir, pero es donde la mayoría de los candidatos suele fallar. Una vacuna puede estar muy bien diseñada, ser segura, proteger al 100 % en modelos animales e inducir una respuesta inmune fuerte y anticuerpos neutralizantes, pero ofrecer un nivel de protección mucho más bajo del esperado cuando se prueba en humanos.

3. Querer no siempre es poder

En 1984, cuando se identificó el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) como el responsable de la pandemia de sida, la secretaria de salud y servicios humanos de Estados Unidos declaró que la vacuna estaría disponible en un plazo de 2 años. Hoy, 36 años después, todavía no hay vacuna.

El desarrollo de vacunas no siempre da frutos. Aunque comparar el VIH con este nuevo coronavirus no sea lo más acertado porque son muy diferentes, hay veces en las que –por mucho que se busque– no se encuentra la manera de desarrollar una vacuna efectiva.

De hecho, aunque hay buenos candidatos a vacuna con resultados prometedores en modelos animales, hasta el momento no hay ninguna vacuna disponible para ninguno de los otros coronavirus que afectan a humanos.

Las razones son múltiples, desde falta de interés comercial hasta la observación de efectos adversos en los diferentes estudios. La buena noticia es que sí hay vacunas disponibles frente a diferentes coronavirus que infectan a animales.

Estas son diez de las múltiples razones por las que hay que ser realistas y no esperar que aparezca una vacuna milagrosa que nos libre de esta pandemia de forma inmediata.

4. Efectos adversos

Las vacunas, al igual que cualquier medicamento, pueden provocar efectos secundarios. Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los investigadores es la potenciación de la infección dependiente de anticuerpos, más conocida como ADE.

Se trata de una reacción no deseada en la que la generación de anticuerpos frente a un agente infeccioso, por ejemplo usando una vacuna, da lugar a síntomas mucho peores. Esto se traduce en que la enfermedad se vea potenciada en caso de infección por el virus.

Los mecanismos de ADE son aún muy poco conocidos y la buena noticia es que es bastante infrecuente. Se ha descrito frente al virus respiratorio sincitial y el del dengue. La mala noticia es que también se ha descrito en otros coronavirus, como el virus de la peritonitis infecciosa felina, y coronavirus que infectan a humanos, como los responsables del SARS y el MERS.

Por lo tanto, la posibilidad de que se produzca ADE es una preocupación real y se está evaluando activamente en las distintas fases de desarrollo. Principalmente en la fase 3, donde participa un número considerable de voluntarios.

5. Producción a gran escala

Uno de los principales retos que nos encontraremos si se obtiene una vacuna efectiva contra el coronavirus será su producción masiva a gran escala para que llegue a la mayor parte posible de la población mundial.

Estamos hablando de producir miles de millones de dosis. Eso sin tener en cuenta que muchas de las vacunas en estudio requieren de dos dosis por individuo. Además, otro problema añadido sería producir masivamente dosis suficientes sin afectar la producción de otras vacunas importantes.

6. Distribución de la vacuna

Imaginemos que se consigue desarrollar una vacuna efectiva contra el SARS-CoV-2 y se consigue producir a gran escala. El siguiente problema sería su entrega eficiente a miles de millones de personas en el mundo. De nada sirve tener una vacuna si no llega al usuario final.

Conseguir una distribución mundial eficiente plantea importantes problemas logísticos. Las empresas fabricantes de vacunas, los gobiernos de distintos países y las empresas de transporte deberían trabajar coordinadamente y ponerse de acuerdo.

Por lo general, la mayoría de vacunas deben mantenerse refrigeradas a una temperatura de entre 2 °C y 8 °C. Por esta razón, uno de los principales retos a superar consistiría en no romper la cadena de frío. Este problema podría agravarse, porque hay candidatos a vacuna que requieren una cadena de ultrafrío con temperaturas cercanas a -70 °C.

7. La inmunidad natural parece durar poco

Durante meses han circulado anuncios de posibles reinfecciones desde distintos lugares del mundo. Hoy es ya un hecho que personas que pasaron la enfermedad pueden volver a contagiarse. Esto es algo relativamente habitual en enfermedades infecciosas. De hecho, no existe ninguna enfermedad viral respiratoria descrita en la que no se produzcan reinfecciones.

Una posible explicación sería que, al igual que para otros coronavirus que infectan a humanos, la presencia de anticuerpos va desapareciendo paulatinamente en el transcurso de unos pocos meses después de la infección.

El principal problema de las reinfecciones es que, a pesar de que las vacunas suelen desarrollar una respuesta inmune más fuerte que la infección natural, los resultados esperables no serían los mejores si ya se sabe de antemano que la inmunidad natural es poco duradera.

Aunque aún falta por ver el papel que juega la respuesta celular en las vacunaciones y su relevancia en la protección frente a infecciones, todo parece indicar que muy probablemente habría que volver a vacunarse cada cierto tiempo.

8. La edad es importante

Un desafío para esta vacuna es que las personas de avanzada edad son más susceptibles a la infección y conllevan un riesgo particularmente alto de enfermedad grave o letal.

Por ello, proteger a los adultos mayores de 60 años de la COVID-19 es una de las metas más importantes de los investigadores. El principal problema es que, a medida que vamos envejeciendo, nuestro sistema inmune se vuelve menos eficiente y las vacunas son menos eficaces.

9. Tecnología demasiado reciente

La mayoría de las vacunas que utilizamos suponen la inyección de un virus debilitado, inactivado o simplemente componentes del virus que se producen y purifican en el laboratorio.

Sin embargo, muchos de los candidatos a vacuna que se están probando ahora en humanos están basados en tecnologías genéticas relativamente recientes. Son las conocidas como “vacunas genéticas”, las cuales pueden ser de ADN o ARN.

En este caso, en lugar de inocular virus completos o subunidades del virus para inducir una respuesta inmunitaria como hacen las vacunas tradicionales, la idea es hacer que nuestro propio cuerpo produzca la proteína del virus.

Para ello, nos inyectarían directamente la parte del código genético viral que contiene las instrucciones para elaborar la proteína de interés. Finalmente, nuestras células producirían esta proteína alertando al sistema inmunológico.

Las vacunas genéticas tienen muchas ventajas. Por ejemplo, un menor coste y la necesidad de una infraestructura de producción mucho más reducida. El principal problema es que hasta el momento no se ha comercializado ninguna para humanos, por lo que su eficacia está aún por comprobar.

10. ¿Protección? Sí, pero parcial

Todo parece indicar que, en el caso de tener algún candidato exitoso, las primeras vacunas protegerían parcialmente frente a la infección, la inmunidad sería de corta duración y no funcionarían para todo el mundo.

Sin embargo, siempre es mejor tener una vacuna que funciona parcialmente que no tener ninguna. Sería muy útil para proteger a parte de la población y disminuir el ritmo creciente de infecciones. Además, al tener candidatos tan diferentes en desarrollo es posible que se pudieran cumplir distintos objetivos.

Por otro lado, es posible que en un futuro más lejano se desarrollen vacunas más complejas que consigan mejores resultados.

Respetemos las medidas de protección

En resumen, aunque el esfuerzo sin precedentes y los resultados preliminares puedan invitar al optimismo, la realidad puede ser muy diferente. Por ello, es necesario evitar caer en un exceso de confianza y contemplar todos los posibles escenarios.

Por último, es importante recordar que hasta que la pandemia no remita es de vital importancia respetar las medidas de protección sanitaria básicas que realmente funcionan para evitar contagios:

-Uso correcto de la mascarilla.

-Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón.

-Mantener el distanciamiento social.

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Jose M Jimenez Guardeño, Research Fellow, Departamento de Enfermedades Infecciosas, King's College London.

Ana María Ortega-Prieto, investigadora postdoctoral, King's College London.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation

martes, 30 de junio de 2020

Descargue la Gaceta Oficial Nº 41.891: Normativa Responsabilidad Social ante el Coronavirus (Covid-19)

Descargue la Gaceta Oficial Nº 41.891: Normativa Responsabilidad Social ante el Coronavirus (Covid-19)
En Gaceta Oficial Nº 41.891 de fecha 1º de junio de 2020, fue publicada una Resolución del Ministerio del Poder Popular para la Salud mediante la cual se establece la normativa sanitaria de responsabilidad social ante la pandemia denominada Coronavirus (Covid-19), con el objeto de mitigar y erradicar los contagios del virus dentro del territorio nacional.

RESOLUCIÓN
Artículo 1°. Establecer la normativa sanitaria de responsabilidad social ante la pandemia denominada coronavirus (covid-19), con el objeto de mitigar y erradicar los contagios del virus dentro del territorio nacional.
Artículo 2°. A los efectos de esta Resolución, todo ciudadano o ciudadana, cumplirá y hará cumplir las siguientes normas sanitarias de responsabilidad social.
  1. Generar mecanismos de protección personal, familiar y social para cortar la cadena de contagio de la pandemia del COVID 19.
  2. Acatar las normas epidemiológicas que dicte el Ministerio del Poder Popular para la Salud para preservar nuestras vidas.
  3. Reportar cualquier caso personal, familiar, o social con síntomas de salud asociados al Covidl9, al 0800VIGILAN o 080000VID19.
  4. Asistir al establecimiento de salud más cercano asociado al Área de Salud Integral Comunitaria (ASIC), en el caso de alguna eventualidad a efectos de recibir de manera gratuita la orientación y tratamiento necesario.
  5. Resguardar la población vulnerable, vale decir, los adultos mayores de 65 años, y las personas con enfermedades que comprometan su inmunidad, cardiópatas, hipertensos, diabéticos, portadores de enfermedades respiratorias crónicas, entre otras; éstos tendrán el cuidado y protección especial del Estado venezolano permaneciendo en cuarentena, bajo las condiciones de flexibilización especial que se instruyan.
 Descargar la Gaceta Oficial Nº 41.891 
https://mega.nz/file/dIVVRazA#alq6HUC961O0DgJ8OfEOwgrJ__vxDKt3yUA6c9VqiOY
 
 
 
 

miércoles, 24 de junio de 2020

Los termómetros “pistola” funcionan con un sensor infrarrojo que no daña la retina



AFP Factual

Los termómetros “pistola” funcionan con un 
sensor infrarrojo que no emite energía ni daña la retina 
“Si están visitando algún centro comercial y les toman la temperatura corporal con una pistola al entrar, por prudencia tápense los ojos”, advierte un mensaje difundido al menos desde el pasado 7 de junio en redes sociales. El texto continúa diciendo que estos termómetros funcionan con un “rayo láser” que podría dañar la retina si no están “debidamente calibrados”. Pero según los expertos consultados estos aparatos emplean un sensor infrarrojo que no daña la vista.
En medio de la actual pandemia de COVID-19, centros comerciales, aeropuertos, hospitales y otros recintos públicos controlan la temperatura corporal de las personas con termómetros con forma de pistola,sin que sea necesario el contacto directo con la persona. 
Al respecto, un mensaje difundido en WhatsApp, Facebook, Twitter e Instagram, asegura lo siguiente: “El termómetro de estos equipos funciona sobre la base de un Rayo láser que va y viene recabando la información para entonces generar la lectura, pero, se ha detectado que no todas esas pistolas están debidamente calibradas para evitar que si por error apuntan a la retina no la lastimen [sic]”. Algunos de estos mensajes, indican que la información proviene de la “Asociación de Optómetras de Puerto Rico”.
Los termómetros infrarrojos 

De acuerdo a los expertos consultados y este manual de usuario de un fabricante, los termómetros digitales con forma de pistola no requieren contacto directo ya que funcionan con un sensor infrarrojo que mide la temperatura corporal y no emiten energía. Esta medición se transforma en una señal eléctrica que finalmente se refleja en la pantalla digital, indicando la temperatura de la persona. Este procedimiento suele durar unos pocos segundos. 
Algunos de ellos tienen una pequeña luz, que funciona de forma indicativa para saber en qué sector de la frente del usuario apuntar. 
La FDA, agencia federal que regula los medicamentos en Estados Unidos, indica en su sitio web que el uso de este tipo de termómetros permite “reducir el riesgo de contaminación cruzada y minimizar la propagación de enfermedades”, añadiendo que son fáciles de utilizar, limpiar y desinfectar. Sin embargo, entre las instrucciones generales de uso, no mencionan el riesgo de daño ocular.


¿Son dañinos para la vista?

AFP Factual conversó vía telefónica con Antonio Estay, académico de la Universidad de Chile en el Departamento de Tecnología Médica, especializado en oftalmología. Tras leer el mensaje difundido en redes sociales, insistió en que estos termómetros “se usan para medir la temperatura corporal con un sensor infrarrojo” y no con un emisor láser. 
Al ser consultado sobre si una larga exposición a una emisión infrarroja podría causar daño ocular, aseguró: “La radiación infrarroja puede producir daño a muchos tejidos, pero no es el caso de los termómetros”, ya que éstos últimos no emiten energía. “El sensor [del termómetro] lo que hace es solamente medir radiación electromagnética [emitida por el usuario], no produce”, agregó. 
Estay precisó que “la mayoría de los termómetros no traen esta luz roja”, que puede funcionar como un indicador. 
Por otro lado, Marcelo Gallarreta, director de la Cátedra de Oftalmología de la Universidad de la República en Uruguay, reiteró que estos termómetros no miden la temperatura corporal con una emisión láser: 
“El principio de medida es la captación por un sensor de la cantidad de calor que emite el cuerpo humano, este calor es transformado por el equipo en una señal eléctrica y traducido en una pantalla a grados centígrados o Fahrenheit, por lo tanto NO EMITEN RADIACIONES LÁSER PARA MEDIR EL CALOR”. 
Sin embargo, Gallarreta añadió que sí existen termómetros de no contacto que usan láser “para apuntar en la piel, pero son seguras ante la exposición inintencionada de la vista porque tienen muy baja potencia. La luz láser se usa para apuntar el termómetro, no para tomar la temperatura, lo cual es realizado por un sensor pasivo”. 
Antonio Estay apuntó también que sí existen punteros láser, no usados en termómetros, que pueden dañar la vista: hay “muchas quemaduras de retinas por punteros láser, es relativamente común. Ese daño tiene que ver con el tiempo de exposición, tiene que ser algo prolongado para provocar daño”. 
Algunos de los usuarios que han replicado este texto en redes sociales lo asocian a una supuesta “Asociación de optómetras de Puerto Rico”. Dicha institución no existe, aunque sí el Colegio de Optómetras de Puerto Rico, quienes el pasado 8 de junio se refirieron a este texto en su cuenta en Facebook:
Por otro lado, la Sociedad Puertorriqueña de Oftalmología también se pronunció sobre este mensaje, citando a la oftalmóloga Vanessa López: “¿Son los termómetros infrarrojos que estamos usando para medir la temperatura peligrosos para la visión? La contestación es NO. Los termómetros a los que estamos expuestos en las diferentes localidades funcionan como un sensor que lee las ondas infrarrojas que naturalmente emitimos todos los humanos. El termómetro utiliza una luz, no un láser, el cual apunta la dirección del sensor donde se estará tomando la medida de la temperatura”. 
Antonio Estay aseguró que estos termómetros corporales infrarrojos se pueden confundir con otros de uso industrial -por ejemplo, en el área de la construcción- y agropecuario: “Usan un sensor infrarrojo más un láser, que emite una señal marcando el área para medirla. Eso no se ocupa en personas”. 
Así, de acuerdo a los expertos consultados, es falso que estos termómetros sin contacto o modelo “pistola” puedan provocar quemaduras de retina por una emisión láser, ya que funcionan con un sensor infrarrojo que detecta la temperatura corporal y no emite energía.

¿Son peligrosos los termómetros infrarrojos de toma de temperatura en humanos?

Los termómetros de rayos infrarrojos no son peligrosos


16.06.2020 | 12:03 horas
Por Verifica RTVE

En los últimos días se ha hecho viral un mensaje que alerta del uso de termómetros láser: “La asociación de optómetras me envía esta información. Si están visitando algún centro comercial y les toman la temperatura corporal con una pistola al entrar, por prudencia tápense los ojos. A veces quienes las usan no tienen certeza de hacia dónde apuntan. El termómetro de estos equipos funcionan sobre la base de un rayo láser que va y viene recabando la información para entonces generar la lectura, pero se ha detectado que no todas estas pistolas están debidamente calibradas para evitar que si por error apuntan a la retina no la lastimen. Vamos a cuidar nuestro sentido de la vista.” Desde RTVE VERIFICA hemos comprobado que el contenido del mensaje es un bulo.
El texto se ha compartido vía aplicaciones de mensajería, aunque también lo hemos localizado en publicaciones de Twitter y Facebook.
Hemos contactado con el Colegio de Ópticos y Optometristas (CNOO) y nos han confirmado que ellos no tienen nada que ver con dicho mensaje. El mensaje se ha difundido internacionalmente y tanto el Colegio de Optómetras de Puerto Rico como la Sociedad Puertorriqueña de Oftalmología o la Asociación de Optómetras de Argentina se han desvinculado de dicho mensaje y han desmentido su contenido. Incluso en China han desmentido un rumor similar.
Hemos consultado los manuales de algunos de estos dispositivos e incluyen como medida de seguridad no apuntar a los ojos, como en este manual (página 2) o en este otro (página 3).

Rayos infrarrojos, no láser

César Villa, miembros de la Junta de Gobierno del CNOO y óptico-optometrista, ha calificado dicho mensaje de “alarma innecesaria” y nos ha explicado que este tipo de termómetros no utilizan un rayo láser para medir la temperatura, sino rayos infrarrojos que detectan la temperatura del cuerpo, por lo que “no tiene repercusión para la retina”. La mayoría de estos termómetros, nos dice, no tienen láser incorporado, especialmente los que son utilizado cerca de la frente. Los que lo tienen utilizan un rayo láser para dirigir la toma de temperatura, pero en estos casos se trata de clase I o clase II, lo que no supone ningún riesgo ya que su potencia es muy pequeña y en el caso de los de clase II deberían estar más de 10 segundos apuntando al ojo para causar daños, tal y como nos explica César Villa.
Por su parte Paloma Martínez de Carneros, oftalmóloga en la clínica Martínez de Carneros afirma que sería “necesario un tiempo prolongado de exposición y un nivel de concentración alto para poder llegar a dañar el ojo, niveles que aparentemente no son capaces de alcanzar estos termómetros”.
Conchi Lillo, profesora de la Universidad de Salamanca y Neurobióloga, nos indica también que el láser debería ser “muy intenso, y no lo es, y estar expuesto durante mucho tiempo, que tampoco”.
Respecto al uso de este tipo de dispositivos mal calibrados, César Villa nos indica que supondría que el termómetro no orientara bien, pero no considera que suponga un problema. Paloma Martínez de Carneros afirma que es muy poco probable que causen daños oculares.

Láser de clase III
Existen otro tipo de termómetros que llevan incorporados un láser de Clase III, que sí suponen un riesgo para la vista, pero están destinados a uso industrial para, por ejemplo, medir la temperatura en sitios escondidos o recovecos, pero no son aptos para la toma de temperatura en seres humanos. Su uso en ese caso, nos indica César Villa, sería una negligencia.
Puestos en contacto con el Ministerio de Sanidad nos ha indicado que esos termómetros “son equipos que utilizan tecnología por radiación infrarroja para la detección no invasiva de la temperatura humana febril. Estos termómetros tienen la consideración de productos sanitarios y, por lo tanto, para su comercialización en España tienen que estar provistos del marcado CE, distintivo que declara que el producto cumple con los requisitos de seguridad, eficacia y calidad establecidos en la legislación de productos sanitarios y que debe figurar en el etiquetado y el prospecto del producto.

Los termómetros de rayos infrarrojos no son peligrosos

Para colocar el marcado CE, el fabricante tiene que justificar y documentar el correcto funcionamiento del producto, así como su seguridad. Para ello se realizan los ensayos de seguridad básica y funcionamiento indicados en las normas armonizadas, como son los ensayos de calibración y precisión o los ensayos de protección frente a peligros eléctricos, radiaciones indeseadas, temperaturas excesivas, etc. Toda esta información la evalúa el Organismo Notificado que emite el certificado y cuyo número de cuatro dígitos acompaña al marcado CE en el etiquetado”.
Además, nos remiten a la norma de referencia para este tipo de productos es la UNE EN ISO EN 80601-2-59:2009 “Equipos electromédicos. Requisitos particulares para la seguridad básica y funcionamiento esencial de los termógrafos de exploración para la detección de la temperatura humana febril.”

Por su parte la FDA, agencia federal que regula los medicamentos en Estados Unidos, indica en su web que la utilización de este tipo de termómetros reduce “el riesgo de contaminación cruzada y minimizar la propagación de enfermedades”, afirmando que son fáciles de utilizar, limpiar y desinfectar. En ningún caso, no mencionan el riesgo de un posible daño ocular.

Por tanto, desde VERIFICA RTVE concluímos que los termómetros de infrarrojos destinados a la toma de temperatura de seres humanos destinados con tal fin no suponen un riesgo para nuestros ojos, siempre que se utilicen adecuadamente.

COVID-19: ¿Se trata de una Enfermedad Ocupacional?


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La Sociedad Venezolana de Salud Ocupacional 
SOVESO el día 19 de Junio de 2020
COVID-19. ¿Enfermedad Ocupacional.
Ponente: 
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domingo, 21 de junio de 2020

SOVESO: ¿COVID-19 Enfermedad Ocupacional?



Evento Webinar organizada por 
La Sociedad Venezolana de Salud Ocupacional 
SOVESO el día 19 de Junio de 2020
COVID-19. ¿Enfermedad Ocupacional. Un Enfoque Legal.
Ponente: Abog. Harriet Conde


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