viernes, 15 de diciembre de 2017

Sesgo de Información en Estudios Epidemiológicos Ocupacionales


Sesgo de Información, Estudios Epidemiológicos

Este tipo de sesgo se llama también sesgo de observación y afecta al efecto para la salud en los estudios de seguimiento y a la evaluación de la exposición en los estudios de casos y controles. 

Evaluación diferencial del efecto para la salud en estudios prospectivos de seguimiento (cohortes) 
Al inicio del estudio se definen dos grupos: los expuestos y los no expuestos. Si la búsqueda de casos difiere en estos dos grupos, se incorporará un sesgo de diagnóstico. Por ejemplo, consideremos una cohorte de personas expuestas a una emisión accidental de dioxina en determinado sector industrial. Se establece un sistema de seguimiento para los trabajadores sometidos a elevadas exposiciones que consiste en reconocimientos médicos y control bioló- gico a intervalos regulares, mientras que el resto de los trabajadores siguen recibiendo la asistencia habitual. En esta situación, es muy probable que se identifiquen más casos de enfermedad en el grupo sometido a una estrecha vigilancia, lo que podría dar como resultado una sobrestimación del riesgo. 

Pérdidas diferenciales en los estudios retrospectivos de cohortes 
En los estudios retrospectivos de cohortes puede producirse el mecanismo inverso al descrito en el apartado anterior. En estos estudios, el proceso habitual consiste en consultar los archivos de todas las personas que han trabajado en determinada industria en el pasado y evaluar la morbilidad o mortalidad posterior a su empleo. Lamentablemente, estos archivos suelen estar incompletos y el hecho de que una persona no aparezca en ellos puede deberse a su situación de exposición, a su enfermedad o a ambas cosas. Por ejemplo, en un reciente estudio realizado en la industria química de los trabajadores expuestos a aminas aromáticas, se detectaron ocho tumores en un grupo de 777 trabajadores que habían sido sometidos a exploración citológica selectiva para la detección de tumores urinarios. En total, sólo se observó la ausencia de 34 historias, lo que suponía una pérdida del 4,4 % en el archivo de evaluación a la exposición; sin embargo, en lo que respecta a los casos de cáncer de vejiga, faltaban los datos de exposición correspondientes a dos de los ocho casos, o un 25 %. Esto demuestra que la probabilidad de pérdida fue mayor para las historias de las personas que se convirtieron en casos que para las historias de otros trabajadores, lo cual puede deberse a una mayor rotación del puesto de trabajo en la empresa (posiblemente relacionada con los efectos de la exposición), o a dimisión, despido o mera casualidad. 

Evaluación diferencial de la exposición en estudios de casos y controles 
En los estudios de casos y controles, la enfermedad ya se ha producido en el momento de iniciarse el estudio y debe recopilarse información sobre las exposiciones en el pasado. La actitud de los encuestadores o de los participantes puede introducir un sesgo en el estudio. La información suele ser recogida por encuestadores expertos que pueden o no conocer la hipótesis de la investigación. Por ejemplo, si se realiza un estudio de casos y controles del cáncer de vejiga basado en la población en una región altamente industrializada, es probable que el personal del estudio conozca el hecho de que determinadas sustancias químicas, como las aminas aromáticas, son factores de riesgo para el cáncer de vejiga. Si también saben quién ha desarrollado la enfermedad y quién no, es probable que realicen encuestas más minuciosas a los casos de cáncer de vejiga que a los controles. Es posible que intenten recabar información más detallada sobre los empleos anteriores de los casos, buscando sistemáticamente la exposición a aminas aromáticas y, por el contrario, que registren de forma más rutinaria los empleos de los controles. El sesgo resultante se denomina sesgo por sospecha de exposición.

Los propios participantes pueden ser también responsables de este tipo de sesgo. Es lo que se llama sesgo de memoria para distinguirlo del sesgo del encuestador. En ambos casos, el sesgo se produce como resultado de la sospecha de exposición. Las personas enfermas pueden sospechar que su enfermedad es de origen profesional y, por consiguiente, intentarán recordar con la mayor exactitud posible todos los agentes peligrosos a los que han podido estar expuestos. En el caso de que hayan manipulado productos indefinidos, es posible que recuerden mejor los nombres de sustancias químicas precisas, particularmente si se les muestra una lista de productos sospechosos. Por el contrario, la probabilidad de que los controles pasen por el mismo proceso mental es menor.

lunes, 11 de diciembre de 2017

Sesgos de Confusión en Estudios Epidemiológicos en Salud Ocupacional

Sesgos de Confusión, Estudios Epidemiológicos

La confusión se produce cuando la asociación observada entre la exposición y la enfermedad es en parte el resultado de la combinación del efecto de la exposición estudiada y de otro factor. Supongamos, por ejemplo, que hemos observado un mayor riesgo de cáncer de pulmón en los soldadores. Inmediatamente nos veremos tentados a concluir que existe una relación causal entre la exposición a los gases de soldadura y el cáncer de pulmón. Sin embargo, sabemos también que el tabaco es uno de los principales factores de riesgo para el cáncer de pulmón. Por consiguiente, si disponemos de información, lo primero que haremos será comprobar si los soldadores y otros participantes del estudio fuman o no. Es posible que los soldadores fumen más que otros trabajadores. Si así fuera, sabríamos ya que el tabaco está asociado con el cáncer de pulmón y, al mismo tiempo, habríamos observado que en nuestro estudio el tabaco está también asociado a la profesión de soldador. En términos epidemiológicos, eso significa que el tabaquismo, al estar relacionado tanto con el cáncer de pulmón como con la profesión de soldador, está confundiendo la asociación entre la profesión de soldador y cáncer de pulmón.

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sábado, 9 de diciembre de 2017

Las variables de interacción o modificadoras de efecto en Estudios Ocupacionales



interacción o modificadoras de efecto, Estudios Epiemiologicos


Al contrario que todos los sesgos descritos antes, principalmente los relacionados con la selección, información y confusión, la interacción no es un sesgo producido por problemas en el diseño o en el análisis del estudio, sino que refleja la realidad y su complejidad. Un ejemplo de este fenómeno es el siguiente: la exposición a radón es un factor de riesgo para el cáncer de pulmón, como también lo es el tabaquismo. Además, el tabaquismo y la exposición al radón tienen efectos diferentes sobre el riesgo de cáncer de pulmón dependiendo de que actúen conjuntamente o por separado. La mayoría de los estudios de higiene industrial sobre este tema se han realizado en mineros que trabajan bajo tierra, y algunos de ellos han dado resultados contradictorios. En conjunto, sugieren una interacción entre el tabaquismo y la exposición al radón para producir cáncer de pulmón. Esto significa que la exposición al radón aumenta el riesgo de cáncer incluso en los no fumadores, pero que la magnitud del riesgo asociado al radón es mucho mayor en los fumadores que en los no fumadores. En términos epidemiológicos, decimos que el efecto es multiplicativo. Al contrario que la confusión descrita antes, la interacción no tiene simplemente que controlarse, sino que también debe analizarse y describirse con detalle, ya que refleja lo que está sucediendo en un plano biológico y no es meramente la consecuencia de un mal diseño del estudio. Su explicación conduce a una interpretación más válida de los resultados del estudio.

viernes, 8 de diciembre de 2017

Validez Externa en Estudios Epidemiológicos en Salud Ocupacional

Validez Externa, Estudios Epidemiológicos


Este aspecto sólo puede abordarse una vez comprobada la validez interna del estudio. Si estamos convencidos de que los resultados obtenidos en el estudio reflejan asociaciones que son reales, podemos preguntarnos si dichos resultados son extrapolables a una población mayor de la que proceden los participantes del estudio, o incluso a otras poblaciones que son idénticas o al menos muy parecidas. La pregunta más habitual es si los resultados obtenidos en el hombre pueden extrapolarse a la mujer. Durante años, los estudios y, en especial, las investigaciones de la epidemiología del trabajo, se han realizado exclusivamente en hombres. Los estudios de los trabajadores de industrias químicas realizados en el decenio de 1960 en Estados Unidos, Reino Unido y Suecia observaron en todos los casos riesgos más elevados de ciertos tipos de cáncer, principalmente leucemia, linfoma y cáncer de páncreas. Por lo que ya sabemos de los efectos de la exposición a disolventes y a otras sustancias químicas, podríamos deducir que el trabajo de laboratorio conlleva también un mayor riesgo de cáncer para las mujeres. Esto se demostró cuando, a mediados del decenio de 1980, se publicó el primer estudio sobre las trabajadoras de industrias químicas, con resultados similares a los obtenidos en el hombre. Merece la pena recordar que se observó también un mayor riesgo de otros cánceres, como tumores de mama y de ovarios, que hasta entonces sólo se habían relacionado con factores endógenos o reproductivos, pero cuya posible relación con otros factores ambientales se está empezando a sospechar. Todavía queda mucho por investigar sobre factores determinantes relacionados con el trabajo de los cánceres femeninos.

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miércoles, 6 de diciembre de 2017

Sesgos de Selección en Estudios Epidemiológicos


Sesgos de Selección,  Estudios Epidemiológicos

El sesgo de selección se produce cuando la selección de los participantes en el estudio se ve influida por el conocimiento de la situación de exposición de los posibles participantes. Por consiguiente, este problema sólo existe cuando la enfermedad ha tenido ya lugar en el momento de seleccionar a los participantes. En el contexto epidemiológico, esta situación suele darse en los estudios de casos y controles o en los estudios retrospectivos de cohortes y significa que una persona tiene más probabilidades de ser considerada un caso si se sabe que ha estado expuesta. Existen tres tipos de circunstancias que pueden producir este hecho y que dependerán también de la gravedad de la enfermedad. 

Sesgo de autoselección 
Este tipo de sesgo ocurre cuando las personas que saben que han estado expuestas en el pasado a productos cuyo riesgo se conoce o sospecha y que están convencidas de que su enfermedad es el resultado de la exposición a los mismos, acuden al médico porque presentan síntomas que otras personas, no expuestas, probablemente habrían pasado por alto. Esta situación es más probable en el caso de enfermedades cuyos síntomas no siempre se advierten. Un ejemplo puede ser la pérdida prematura de un embarazo o los abortos espontáneos en enfermeras que están en contacto con fármacos utilizados para el tratamiento del cáncer. Estas mujeres conocen la fisiología reproductiva mejor que la mayoría y, si están preocupadas por su capacidad reproductiva, es posible que reconozcan o etiqueten como aborto espontáneo lo que otras mujeres considerarían tan sólo como un retraso en la menstruación. Otro ejemplo de este sesgo en un estudio retrospectivo de cohortes, citado por Rothman (1986), es el estudio de la leucemia realizado por el Center for Disease Control (CDC) en los soldados que estuvieron presentes en las pruebas atómicas de Nevada. En este estudio, la cohorte estuvo constituida por el 76 % de los soldados presentes durante dichas pruebas a las que se realizó un seguimiento. De este 76 %, los investigadores localizaron al 82 %, pero otro 18 % contactó con los investigadores por iniciativa propia cuando oyeron hablar del estudio. En el 82 % de los soldados con los que el CDC se puso en contacto, se presentaron cuatro casos de leucemia; en el 18 % de los soldados que se remitieron por iniciativa propia a los investigadores, se presentaron otros cuatro casos. Esto sugiere claramente que la capacidad de los investigadores para identificar a las personas expuestas estuvo relacionada con el riesgo de leucemia. 

Sesgo del diagnóstico 
Este tipo de sesgo se produce cuando la probabilidad de que los médicos diagnostiquen una enfermedad es mayor si ya conocen las exposiciones a las que han estado sometidos los pacientes. Por ejemplo, cuando la mayoría de las pinturas se fabricaban con plomo, uno de los síntomas de una enfermedad de los nervios periféricos, llamada neuritis periférica con parálisis, se conocía como la “caída de muñeca” de los pintores. El hecho de conocer la profesión del paciente facilita el diagnóstico de la enfermedad incluso en sus primeros estadíos, ya que la identificación del agente etiológico es mucho más difícil si los participantes del estudio no saben que han estado expuestos al plomo en sus trabajos. 

Sesgo resultante de la negativa a participar en un estudio 
Cuando las personas, sanas o enfermas, reciben la invitación de participar en un estudio, existen una serie de factores que influyen en la decisión de aceptar o no dicha invitación. La buena disposición a responder cuestionarios de longitud variable, que a veces indagan sobre asuntos delicados, o a facilitar muestras de sangre o de otros materiales biológicos, puede estar determinada por el propio interés de la persona. Si una persona sabe que ha podido estar expuesta en el pasado, puede prestarse a responder al cuestionario con la esperanza de ayudar a encontrar la causa de la enfermedad. Por el contrario, si piensa que no ha estado expuesta a nada peligroso o si no está interesada en conocer los resultados del estudio, puede rechazar la invitación a participar en él. El resultado puede ser la selección de aquellas personas que finalmente serán los participantes del estudio en comparación con todas aquellas que podrían haberlo sido.


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Profesor Titular de Quinto Nivel Universitario busca Empleo en Latinoamérica en Área de Salud Ocupacional


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¿Quien es el Dr Hector Parra Leal?


Dr. Héctor Parra Leal  

Profesor Titular del Decanato de Ciencias de la Salud de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (Sección de Epidemiología y Bioestadísticas).Médico Cirujano (UCLA), Especialista en Epidemiología (UCV), Magister Scientiarum en Salud Pública, (*)Magister Scientiarum en Salud Ocupacional de la Universidad Alcalá de Henares (España)  y Doctor en Ciencias Médicas. Curso Internacional de: Epidemiologia de Enfermedades Crónicas, ITS y Vigilancia Epidemiológica (Escuela de Salud Pública de Sao Paulo – Brasil). Docente de Pre Grado del Programa de Medicina y Enfermería. Docente de Postgrado en Maestría y Doctorado en Salud Publica, Profesor invitado del Postgrado en Salud Ocupacional. Fundador de la Cátedra de Vigilancia Epidemiológica de esta Universidad a nivel de Maestría y Doctorado en Salud Pública. Asesor de SEDUCLA-Medicina (Sistema de Educación a Distancia),  Ex-Presidente de la Sociedad Venezolana de Salud Pública del Estado Lara y Ex.Director de Apoyo Académico de la UCLA.

(*) Documento apostillado en España
La solicitud de oportunidad Laboral también incluye otro países Latinoamericanos y del Caribe.

Para mas informacion me escribes a:

enfoqueocupacional@gmail.com

Teléfono +584125351188




Higiene industrial: mediciones ambientales

Higienes Industrial, Mediciones

El control de las exposiciones en el trabajo es una actividad continua fundamental para la protección de la salud de los trabajadores. Por consiguiente, es posible que ya existan registros de higiene industrial en el momento de planificar un estudio epidemiológico. En tal caso, los datos deben analizarse para determinar en qué medida abarcan a toda la población de interés, qué período de tiempo cubren y con qué facilidad pueden relacionarse las mediciones con puestos de trabajo, áreas de trabajo y personas. Estas consideraciones servirán de ayuda tanto para evaluar la viabilidad del estudio epidemiológico como para identificar lagunas en los datos que pueden subsanarse con un muestreo adicional de la exposición. 
La cuestión de cómo relacionar mejor los datos de las mediciones con puestos de trabajo y personas concretas tiene una especial importancia. La toma de muestras de áreas y zonas de respiración puede ser útil para que los higienistas industriales identifiquen las fuentes de emisión y adopten las medidas correctoras oportunas, pero su utilidad será menor para caracterizar las exposiciones reales de los trabajadores, a no ser que se hayan realizado estudios minuciosos en el tiempo de las actividades laborales de los trabajadores. Por ejemplo, la vigilancia continua de un área puede detectar exposiciones muy altas en ciertos momentos del día, pero no indica si los trabajadores se encontraban o no en ese área de trabajo en ese momento. 
Los datos obtenidos de las muestras personales suelen proporcionar estimaciones más exactas de las exposiciones de los trabajadores siempre que la muestra seleccionada sea representativa, se tenga debidamente en cuenta el uso de prendas personales de protección y las condiciones de los procesos y las tareas de los puestos de trabajo se mantengan relativamente constantes de un día a otro. Las muestras personales pueden relacionarse directamente con trabajadores concretos mediante el uso de identificadores personales. Estos datos pueden generalizarse a otros empleados que ocupan el mismo puesto de trabajo o a otros períodos de tiempo. Sin embargo, Rappaport y cols. (1993), basándose en su propia experiencia, han advertido que las concentraciones de la exposición pueden variar mucho incluso entre trabajadores asignados a grupos de exposición considerados homogéneos. También en este caso tendrá que recurrirse a la opinión de los expertos para decidir si puede presumirse la homogeneidad de los grupos de exposición. Los investigadores han combinado con éxito las matrices de puestos de trabajo y exposiciones con la utilización de los datos de las mediciones ambientales para estimar las exposiciones en de las celdas de la matriz. Si existen lagunas en los datos de las mediciones, éstas pueden llenarse mediante el uso de modelos de exposición. Para ello, será en general necesario desarrollar un modelo que relacione las concentraciones ambientales con otros determinantes de las concentraciones de la exposición que sean más fáciles de evaluar (p. ej., volúmenes de producción, características físicas de las instalaciones, como uso de sistemas de ventilación aspirante, volatilidad del agente y naturaleza de la actividad laboral). El modelo se construye para entornos laborales con concentraciones ambientales conocidas y, a continuación, se utiliza para estimar concentraciones en entornos laborales similares en los que no se han realizado mediciones, pero sobre los que se dispone de información acerca de parámetros como ingredientes y volúmenes de producción. Este enfoque puede ser particularmente útil para la estimación retrospectiva de las exposiciones. 
Otra importante cuestión relacionada con la evaluación es el tratamiento de la exposición a mezclas. En primer lugar, desde un punto de vista analítico, las técnicas disponibles no siempre son capaces de detectar por separado compuestos químicamente relacionados y eliminar las interferencias causadas por otras sustancias presentes en la muestra. Por consiguiente, tienen que evaluarse las limitaciones de los procedimientos analíticos utilizados para obtener los datos de las mediciones y modificar en consecuencia los objetivos del estudio. En segundo lugar, puede ocurrir que algunos agentes se utilicen casi siempre conjuntamente y, por consiguiente, que estén presentes más o menos en las mismas proporciones relativas en todo el medio ambiente de trabajo estudiado. En esta situación, los análisis estadísticos internos per se no servirán para saber si los efectos se deben a uno u otro agente o a una combinación de ambos. Este tipo de juicios sólo podrán emitirse una vez revisados otros estudios realizados en lugares que no están expuestos a las mismas mezclas de agentes. Finalmente, cuando unos materiales se sustituyen por otros dependiendo de las especificaciones del producto (p. ej., utilización de diferentes colorantes para obtener los contrastes de color deseados), puede que sea imposible atribuir efectos a un agente específico.
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martes, 5 de diciembre de 2017

La Enseñanza de la Epidemiología del Trabajo

Epidemiología del trabajo, enseñanza, aprendizaje


Los especialistas en epidemiología del trabajo pueden tener distintas trayectorias académicas. Medicina, enfermería y estadística son algunas de las disciplinas más frecuentes de los que se especializan en este campo. En Norteamérica, casi la mitad de los epidemiólogos han recibido formación científica, mientras que la otra mitad son doctores en medicina. En otros países, la mayoría de los especialistas en epidemiología del trabajo son médicos. En Norteamérica, los epidemiólogos que proceden del campo de la medicina se consideran “expertos en contenido”, mientras que los que proceden del campo de las ciencias se consideran “expertos metodológicos”. Siempre es conveniente que un
experto en contenido trabaje en equipo con un experto metodológico para diseñar y realizar el mejor estudio posible. La especialidad de la epidemiología del trabajo no sólo exige conocimientos sobre métodos epidemiológicos, estadística e informática, sino también sobre toxicología, higiene industrial y registros de enfermedades. En los grandes estudios, es posible que los datos tengan que cruzarse con registros de enfermedades, razón por la cual es útil conocer las fuentes de datos sobre la población. También son importantes los conocimientos sobre organización de la mano de obra y administración de empresas. Las tesis de los estudios de tercer ciclo y las disertaciones doctorales confieren a los alumnos los conocimientos necesarios para realizar grandes estudios basados en registros y en encuestas de los trabajadores

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La Evaluación de la exposición en Epidemiología Ocupacional

Epidemiología Ocupacional. Exposicion, Estudios Epidemiológicos

Si el epidemiólogo sabe únicamente que una persona trabajaba en un determinado sector industrial, los resultados de su estudio sólo podrán relacionar los efectos sobre la salud con dicho sector. Si dispone de datos sobre la exposición de los trabajadores según su profesión, sólo podrá extraer directamente conclusiones en lo que se refiere a la profesión. Se pueden hacer inferencias indirectas sobre las exposiciones a sustancias químicas, aunque es preciso determinar su fiabilidad en cada caso. Sin embargo, cuando el epidemiólogo tiene acceso, por ejemplo, a información sobre el departamento o/y a la descripción del puesto de trabajo de cada trabajador, podrá extraer conclusiones a ese nivel más detallado de la experiencia en el lugar de trabajo. Cuando el epidemiólogo (en colaboración con un higienista industrial) dispone de información sobre las sustancias con las que trabaja una persona, éste sería el nivel más detallado de la información de que puede disponer sobre la exposición, salvo las raras ocasiones en las que se conoce la dosimetría. Es más, los resultados de estos estudios pueden facilitar a la industria información muy útil para crear lugares de trabajo más seguros. Hasta ahora, la epidemiología ha sido una especie de disciplina “caja negra”, ya que ha estudiado la relación entre exposición y enfermedad (los dos extremos de la cadena etiológica), sin considerar los mecanismos intermedios. Este enfoque, a pesar de su aparente falta de refinamiento, ha sido extremadamente útil. De hecho, todas las causas conocidas de cáncer en el ser humano, por ejemplo, se han descubierto con las herramientas de la epidemiología. El método epidemiológico se basa en los registros existentes: cuestionarios, descripción de los puestos de trabajo u otros “estimadores” de la exposición. Con ellos, la realización de los estudios epidemiológicos y la interpretación de sus resultados resultan relativamente sencillas. Sin embargo, las limitaciones de este enfoque simplificado de la evaluación de la exposición se han hecho evidentes en los últimos años, cuando los epidemiólogos han tenido que enfrentarse a problemas más complejos. Restringiendo nuestras consideraciones a la epidemiología del cáncer profesional, la mayoría de los factores de riesgo conocidos se han descubierto por los elevados niveles de exposición en el pasado, el número limitado de exposiciones en cada puesto de trabajo, las grandes poblaciones de trabajadores expuestos y una estrecha correspondencia entre la información sobre los anteriores “estimadores” y las exposiciones químicas (p. ej., industria del calzado y benceno, astilleros y amianto, etc.). Hoy en día, la situación es bastante diferente. Los niveles de exposición son considerablemente menores en los países occidentales (un hecho que debe tenerse siempre en cuenta); los trabajadores con puestos de trabajo similares se ven expuestos a numerosas sustancias químicas y mezclas diferentes (p. ej., agricultores); resulta más difícil encontrar poblaciones homogéneas de trabajadores expuestos y éstas suelen ser de pequeño tamaño, y la correspondencia entre la información sobre los “estimadores” y la exposición real es cada vez más débil. En este contexto, la sensibilidad de las herramientas epidemiológicas se reduce como consecuencia de la clasificación errónea de la exposición. Por otra parte, la epidemiología se ha basado en variables de valoración “siniestras”, como la muerte en la mayoría de los estudios de cohortes. Sin embargo, los trabajadores preferirían algo diferente a los “recuentos de cadáveres” cuando se estudian los efectos potenciales en la salud de las exposiciones profesionales. Por consiguiente, el uso de indicadores más directos de la exposición y de la respuesta inicial ofrecería algunas ventajas. Los marcadores biológicos pueden proporcionar justamente la herramienta necesaria.


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El uso de Marcadores Biológicos en Salud Ocupacional

Marcadores Biológicos,Salud Ocupacional


El uso de marcadores biológicos, como los niveles hemáticos de plomo o las pruebas de la función hepática, no es una novedad en la epidemiología del trabajo. Sin embargo, la utilización de técnicas moleculares en los estudios epidemiológicos ha permitido el uso de biomarcadores para evaluar la exposición en los órganos diana, determinar la sensibilidad y establecer un diagnóstico precoz de las enfermedades. Los posibles usos de los biomarcadores en el contexto de la epidemiología del trabajo son: 
• evaluación de la exposición cuando las herramientas epidemiológicas tradicionales resultan insuficientes (particularmente en el caso de dosis y riesgos de pequeña magnitud) • determinación del papel etiológico de sustancias o agentes químicos individuales en exposiciones múltiples o mixtas 
• estimación de la carga total de la exposición a sustancias químicas con el mismo mecanismo de acción 
• investigación de mecanismos patogenéticos
• estudio de la susceptibilidad individual (p. ej., polimorfismos metabólicos, reparación del ADN) (Vineis 1992) 
• clasificación más exacta de la exposición y/o la enfermedad, aumentando así la potencia estadística. 

Estas aplicaciones han suscitado un gran entusiasmo en la comunidad científica pero, como ya se ha comentado antes, la complejidad metodológica del uso de estas nuevas “herramientas moleculares” debe precavernos contra un optimismo excesivo. Los biomarcadores de las exposiciones químicas (como aductos de ADN) presentan algunas limitaciones: 

1. En general reflejan exposiciones recientes y, por consiguiente, tienen un uso limitado en los estudios de casos y controles; en los estudios de cohortes, requieren muestreos repetidos durante largos períodos de tiempo. 
2. Aunque tengan una elevada especificidad y reduzcan los errores de clasificación de la exposición, la interpretación de los resultados sigue siendo difícil. 
3. Cuando se investigan exposiciones químicas complejas (p. ej., contaminación atmosférica o humo ambiental del tabaco), el biomarcador puede reflejar un componente particular de la mezcla que no es el mismo que produce el efecto biológico. 
4. En muchas situaciones, no se sabe si el biomarcador refleja la exposición de interés, una variable correlacionada con la exposición de interés, la susceptibilidad individual o los primeros estadíos de la enfermedad, limitando así la inferencia etiológica. 
5. El uso de la mayoría de los biomarcadores exige una prueba costosa, un procedimiento invasivo o ambas cosas, condicionando así el tamaño y la potencia estadística del estudio. 6. Un biomarcador de la exposición no es más que un sustituto del objetivo real de una investigación epidemiológica que, por regla general, se centra en una exposición ambiental evitable.

Más importante incluso que las limitaciones metodológicas es el riesgo de que las técnicas moleculares desvíen nuestra atención de la identificación de riesgos en el medio ambiente exógeno, a la identificación de personas en situación de alto riesgo y, seguidamente, a la evaluación personalizada del riesgo midiendo el fenotipo, la carga de aductos y las mutaciones adquiridas. Como nos ha advertido McMichael, nuestra atención se centraría en una forma de evaluación clínica que poco tiene que ver con una evaluación propia de la epidemiología de la salud pública. 

El hecho de centrar nuestra atención en las personas podría distraernos del importante objetivo de salud pública: la creación de un medio ambiente menos peligroso. 

El uso de biomarcadores plantea otras dos cuestiones importantes: 

1. El uso de biomarcadores en la epidemiología del trabajo debe ir acompañado de una política clara en lo que se refiere al consentimiento del interesado. El trabajador puede tener distintas razones para negarse a cooperar. Una razón muy práctica es, por ejemplo, que la identificación de una alteración en un marcador dé la respuesta precoz, como el intercambio de cromátidas hermanas, implica la posibilidad de que dicho trabajador sea discriminado por las entidades aseguradoras y las empresas por su mayor propensión a la enfermedad. Una segunda razón hace referencia a la detección genética. Puesto que la distribución de los genotipos y fenotipos varía según el grupo étnico, las oportunidades profesionales para las minorías pueden verse perjudicadas por la detección genética. En tercer lugar, pueden existir dudas sobre la capacidad predictiva de las pruebas genéticas. El valor predictivo depende de la prevalencia de la enfermedad que la prueba intenta detectar, de manera que si la enfermedad es poco frecuente, el valor predictivo será pequeño y la utilidad de la prueba de detección será cuestionable. Hasta ahora, ninguna de las pruebas de detección genética se ha considerado aplicable en la práctica 
2. Antes de utilizar los biomarcadores, deben establecerse los principios éticos. Un equipo de trabajo interdisciplinario de la Oficina Técnica de la Confederación Europea de Sindicatos, con el apoyo de la Comisión de las Comunidades Europeas , ha evaluado estos principios en el caso de los biomarcadores utilizados para establecer la susceptibilidad individual a enfermedades. Su informe ha corroborado la opinión de que este tipo de pruebas deben realizarse sólo con la finalidad de prevenir enfermedades en la población activa. 

Entre otras consideraciones, estas pruebas no deben nunca utilizarse para: 
• Seleccionar a los que tienen una mayor capacidad física para el trabajo; 
• Evitar la adopción de medidas preventivas, como la identificación y eliminación de los factores de riesgo o la mejora de las condiciones en el lugar de trabajo. 
• Crear, constatar o aumentar las desigualdades sociales. 
• Aplicar en el lugar de trabajo unos principios éticos diferentes a los que deben defenderse en una sociedad democrática. 
• Obligar a la persona que solicita empleo a revelar más datos personales que los estrictamente necesarios para conseguir el puesto de trabajo. 

Finalmente, cada vez existen más evidencias sobre la considerable variación de la activación o inactivación metabólica de las sustancias peligrosas (y en particular de los cancerígenos) en las poblaciones humanas, dependiendo en parte de factores genéticos. Además, la variabilidad de la sensibilidad individual a los cancerígenos puede ser especialmente importante con pequeños niveles de exposición profesional y ambiental (Vineis y cols. 1994). Estas observaciones pueden influir mucho en las decisiones normativas que centran el proceso de evaluación de riesgos en los más susceptibles 

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lunes, 4 de diciembre de 2017

Medidas Preventivas contra el Acoso Laboral

Medidas Preventivas,  Acoso Laboral

Veamos algunas medidas preventivas contra el Acoso Laboral


1. La empresa debe contar con una política preventiva: tener conocimiento de todos los factores de riesgo para la salud y seguridad de los trabajadores, contar con medidas de corrección y prevención de estos riesgos. 

2. Establecer mecanismos de difusión de las medidas de prevención. 

3. Capacitar a los trabajadores, miembros de Comités Paritarios de Higiene y Seguridad, sindicatos y a todo el personal de la empresa, sobre las medidas para prevenir el acoso laboral. 

4. Fijar procedimientos de manejo de conflictos para prevenir conductas de acoso: creando un sistema de quejas y denuncias y un procedimiento para abordar e investigar estos conflictos. 

Otra alternativa que puede contribuir a eliminar la posibilidad de que exista acoso en el trabajo es la aplicación de buenas prácticas laborales en las empresas, que cada organización adopte conforme a su estilo de gestión y cultura particulares, medidas para prevenir la ocurrencia de acoso moral. Algunos ejemplos de buenas prácticas laborales son: elaborar guías informativas sobre acoso laboral para todo el personal de la empresa, realizar acciones en los lugares de trabajo donde se sospecha presencia de acoso laboral como diagnósticos y mejoramientos de climas laborales; elaborar listas de chequeo que permitan detectar la presencia de acoso laboral e informar a los trabajadores sobre factores de riesgo y factores protectores.

Para evitar la aparición de conductas de acoso se requiere conocerlas, difundirlas y establecer claramente que tales conductas no serán aceptadas en la empresa. Las acciones a realizar pueden ser variadas y dependerán del número de trabajadores así como de los recursos con que cuente la empresa para desarrollar estas acciones.

A nivel general se proponen las siguientes acciones: 

 Fijar estándares de conductas deseables: a través del entrenamiento, conocimiento y discusión sobre el acoso laboral, partiendo por los encargados y representantes de la empresa y de los trabajadores, expertos de salud y seguridad, Comités Paritarios, de manera que conozcan las conductas que no serán aceptadas por la empresa.

 Contar con un código de conducta que refleje la política de la empresa respecto de estas conductas inadecuadas, dejando claro que ellas no serán toleradas en la organización, fijando sanciones cuando se comprueben casos de acoso. 

 Este código de conducta debe ser conocido por todos los integrantes de la empresa, a través de mecanismos de debate, discusión y difusión para que sea cabalmente comprendido y asumido por todos. 

 Establecer un plan de formación de los trabajadores para abordar de manera adecuada los conflictos que surgen de las interrelaciones personales y laborales. 

 Estas formaciones se deben orientar hacia los aspectos relacionados con: el respeto personal a quienes conviven en el lugar de trabajo; el fomento del trabajo en equipo; aprender a comunicar e intercambiar puntos de vista y a resolver problemas juntos; al conocimiento y aceptación de la diversidad racial, sexual o de otro tipo; al conocimiento y formación en el manejo de factores de riesgo psicosociales, que incluya aspectos relacionados con el estrés, situaciones de violencia en el trabajo, maltrato, acoso moral y sexual, etc. 

 Fijar procedimientos de manejo de conflictos: Establecer en el reglamento interno la prohibición de conductas acosadoras, procedimientos claros y explícitos para conocer y prevenir conductas de acoso laboral, que incluyan cómo pueden los trabajadores denunciar situaciones de acoso, cómo serán investigadas internamente tales denuncias y establecer un sistema para abordar los conflictos lo antes posible, a fin de evitar que se agraven o se conviertan en formas de relaciones que puedan derivar en conductas de abuso o maltrato. La empresa puede designar un mediador en los conflictos que surjan o buscar apoyo a través de una asesoría externa. También aquí resulta importante considerar la entrega de herramientas útiles para el manejo de conflictos a través de la capacitación e información a todos los integrantes de la empresa o institución.

¿Cuales son los tipos de Acoso Laboral?



Acoso Laboral, tipos

En las organizaciones laborales se pueden dar conductas acosadoras de diferentes tipos: de un superior o jefatura; de parte de un colega de trabajo o de otra persona con un rango jerárquico inferior a la víctima. 

 El acoso moral de tipo descendente, es aquel en que el agente acosador es una persona que ocupa un cargo superior a la víctima, como por ejemplo, su jefe. 

 El acoso moral horizontal, se da entre colegas o compañeros de trabajo de la misma categoría o nivel jerárquico. El ataque puede deberse a numerosas causas: celos, envidia, competencia o problemas de tipo personal. Aquí el acosador busca entorpecer el trabajo de su colega o compañero de trabajo para deteriorar su imagen o carrera profesional; también puede llegar a atribuirse a sí mismo méritos ajenos.

 El acoso de tipo ascendente, la persona que realiza el acoso laboral ocupa un puesto de menos jerarquía al del afectado. Es poco frecuente pero puede darse cuando un trabajador pasa a tener como subordinados a los que antes fueron sus colegas de trabajo. También puede ocurrir cuando se incorpora una nueva persona a un cargo directivo y desconoce la organización preexistente o incorpora nuevos métodos de gestión que no son compartidos o aceptados por los subordinados. 

Grados de Acoso Laboral

 Acoso Laboral, grados


Los grados de acoso laboral están determinados por la intensidad, duración y frecuencia con que aparecen las diferentes conductas de hostigamiento . Se distinguen tres grados:

Primer grado: la persona es capaz de hacer frente a los ataques de que es objeto y de mantenerse en su puesto de trabajo. Algunas personas ignoran las burlas, humillaciones y encaran a sus agresores. A pesar de esto, la víctima de acoso no puede evitar sentir desconcierto, ansiedad e irritabilidad ante lo que sucede. Hasta este momento, las relaciones personales de la víctima no suelen verse afectadas. 

Segundo grado: en esta etapa es difícil que la persona pueda eludir los ataques y humillaciones de las que es objeto. En consecuencia, mantenerse en su puesto de trabajo o reincorporarse a él se hace más difícil. Algunos síntomas que se manifiestan en esta etapa son: síntomas depresivos, problemas gastrointestinales, insomnio, abuso de sustancias, conductas de evitación de toda situación relacionada con el tema. En esta fase los familiares y amigos tienden a restarle importancia a lo que está sucediendo. 

Tercer grado: la reincorporación al trabajo es prácticamente imposible y los daños psicológicos que padece la víctima de acoso requieren de un tratamiento psicológico especializado. Los síntomas indicadores de esta etapa son: depresión severa, ataques de pánico, conductas agresivas, intentos de suicidio. Asimismo, la familia y amigos son conscientes de la gravedad del problema.

¿Cuales son las Fases del Acoso Laboral?

Fases del Acoso Laboral

El acoso en el trabajo es un proceso que evoluciona y que tiene diferentes niveles o grados de desarrollo. Se distinguen en cuatro fases que son fundamentales: 

Fase 1. INCIDENTES CRÍTICOS: Se trata de un incidente específico que puede originar una situación de acoso. No todos los conflictos de convivencia en el lugar de trabajo originan hostigamiento o acoso; solo los conflictos no resueltos que se agravan pueden dar lugar a una futura situación de acoso.

Fase 2. ACOSO Y ESTIGMATIZACIÓN: en esta fase, la víctima empieza a recibir ataques psicológicos por parte del acosador, que en un comienzo causa desconcierto y trata de evitar. Los colegas de la víctima también pueden verse sorprendidos por esta situación y no prestar la atención que se requiere, restándole importancia e incluso negando lo que ocurre. Estas actitudes provocan el empeoramiento y prolongación de la situación. 

Fase 3. INTERVENCIÓN DE LA AUTORIDAD: la jefatura de la organización comienza a ser consciente de la gravedad de la situación, lo que requiere medidas de intervención. Éstas pueden orientarse a la resolución del conflicto o por el contrario, pueden negar u ocultar el problema, lo que incrementa la gravedad de la situación y el malestar de la persona afectada. 

Fase 4. EXCLUSION: debido a que la situación persiste, la víctima puede ser etiquetada como trabajador “difícil” o “problemático” o con problemas de salud mental, lo que terminará por desembocar en una expulsión o abandono del puesto de trabajo. Es frecuente que el trabajador se vea obligado a pedir la baja laboral ante la incapacidad de continuar realizando las labores habituales, o pida licencias médicas que a la larga van acumulando un estado de incapacidad laboral y facilita el despido. 

¿Que es el Acosos Laboral o Mobbing, psicoterror laboral ,acoso psicológico?


¿Que es el Acosos Laboral, Mobbing

Es una conducta abusiva conciente y premeditada, realizada de forma sistemática y repetitiva, que atenta contra la dignidad o la integridad psicológica o física de un trabajador o trabajadora. También se denomina acoso psicológico o psicoterror laboral. En los años `80, se utilizó el término mobbing para denominar a una forma de violencia en el trabajo. Este término proviene del verbo inglés to mob que significa “acosar, asaltar, atropellar, atacar en grupo a alguien”. El acoso laboral se definió como“aquella situación en la que una persona o un grupo de personas ejercen violencia psicológica extrema, y de forma sistemática, durante un tiempo prolongado, sobre otras personas en el lugar de trabajo” . Psicólogos expertos que han estudiado el acoso señalan que una de las formas más comunes de mobbing es el aislamiento de la víctima del resto de su entorno laboral. Este aislamiento generalmente se traduce en la asignación de tareas inútiles de modo que el empleado-víctima es desperdiciado en su potencial profesional, tratado hostilmente en forma sistemática y hostigado frecuentemente hasta que se consigue aislarlo o apartarlo del trabajo. Estudiosos del mobbing han elaborado un listado de acciones que cuando se presentan de manera frecuente pueden convertirse en casos de acoso laboral: 

1. Los superiores jerárquicos niegan la posibilidad de comunicarse adecuadamente a un trabajador; silenciándolo, cuestionando la calidad de su trabajo o criticando su vida privada, y amenazándolo con el fin de aislarlo. La imposibilidad de comunicarse puede incluir que el trabajador sea interrumpido cuando habla o se evita el contacto visual con él. 
2. Los colegas rehuyen a un trabajador, no hablan con él; los superiores jerárquicos prohíben que se le hable; se le asignan lugares de trabajo aislado, se le hace el vacío, se le anula, etc. 
3. Acciones de chismorreos, ridiculización, mofa, burla de alguna discapacidad, herencia étnica, creencias religiosas, manera de moverse o de hablar, humillaciones y ataques a la reputación o a la calidad profesional de un trabajador mediante calumnias, confabulaciones o evaluaciones de trabajo poco equitativas. 
4. No se le asignan tareas a un trabajador o se le asignan tareas sin sentido, imposibles de realizar o inferiores a sus capacidades. También puede tratarse de cambios frecuentes en sus tareas y responsabilidades, con el objeto de disminuir sus capacidades, rendimiento y responsabilidad laboral. 
5. Ataques dirigidos a la salud de la víctima: violencia de tipo verbal, amenazas de violencia física, exposición a trabajos de alto riesgo o a exigencias y demandas complejas, agresiones de tipo físicas y psicológicas. Los expertos que han estudiado el hostigamiento en el trabajo han concluido que para que exista efectivamente una situación de acoso laboral se deben cumplir al menos tres situaciones :

1. la acción de hostigamiento o acoso debe ser sistemática y persistente, por lo tanto, no constituyen acoso laboral los conflictos ocasionales o esporádicos; 
2. los efectos que sufran las personas acosadas deben ser claros y evidentes, a nivel físico y psicológico, y pueden presentarse en diferentes grados. 
3. la existencia de diferencias de poder: formal (de un superior o jefatura) o informal (entre colegas o subordinados).

sábado, 2 de diciembre de 2017

Enfermedades derivadas del Trabajo

Enfermedades derivadas del Trabajo


El concepto de enfermedad profesional, su notificación y su registro depende de decisiones administrativas en cada Estado, y exige la existencia de un nexo de causalidad directo entre actividad laboral y enfermedad. Pero esta es una interpretación restrictiva de la relación entre el trabajo y sus efectos nocivos sobre la salud, por diversos motivos.
En primer lugar, el desarrollo industrial ha ido acompañado de una disminución de las enfermedades infecciosas con un alargamiento de la esperanza de vida de la población, pero a la vez se ha producido un incremento de las enfermedades crónicas y degenerativas, que son multicausales. Las causas de las enfermedades laborales son hoy complejas. En algunos casos un factor de riesgo laboral puede ser la única causa de enfermedad, pero es mucho más frecuente que los factores profesionales incrementen el riesgo de enfermedad junto con otros factores. A menudo, agravan una enfermedad que ya se tiene.
Los ejemplos son numerosos: cánceres, nefrotoxicidad por metales y disolventes, efectos
sobre la reproducción, etc.
En segundo lugar, los límites entre exposición laboral y ambiental no están tan claros. Por ejemplo, la exposición a radiaciones ultravioletas o a determinados fármacos (como inmunosupresores y otros) no se consideran laborales, pero es indudable que hay ocupaciones que están más expuestas a dichas radiaciones o a la manipulación de fármacos. La exposición al amianto o a benceno se considera laboral, pero sectores amplios de la población general están expuestos también a dichos cancerígenos (Kogevinas et al., 2005).
El concepto de enfermedades derivadas del trabajo, establecido en la Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales, en su artículo 4: Se considerarán como daños derivados del trabajo las enfermedades, patologías o lesiones sufridas con motivo u ocasión del trabajo, es más amplio que el de enfermedades profesionales, y cubre todas las enfermedades en las que el trabajo es un factor etiopatogénico más a tener en cuenta.
Podemos también denominarlas enfermedades laborales o enfermedades del trabajo,y con ellas encontramos otro tipo de dificultades, las referidas al tipo de evidencias científicas disponibles. Hay situaciones en las que conocemos bien la causa del aumento de enfermedades entre los trabajadores expuestos, por ejemplo, el mesotelioma en trabajadores expuestos a amianto. En otras situaciones sabemos que un grupo de trabajadores tiene un riesgo más alto, por ejemplo los pintores con respecto al cáncer de vejiga, pero no está claro qué sustancia produce este cáncer. Además, en el lugar de trabajo encontramos miles de exposiciones. Para unos centenares de éstas se ha demostrado, en experimentos con animales o en experimentos de laboratorio, que son
agentes cancerígenos en animales, o que son mutágenos o genotóxicos, o hepatotóxicos,
etc., pero no existen evidencias en humanos.
Estos problemas dificultan la elaboración de un listado completo de enfermedades del trabajo, fuera de unas decenas de agentes químicos o físicos aceptados de manera generalizada como causantes de riesgos laborales.

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