Estudios Experimentales o de Intervención
Un
estudio de intervención difiere de otros tipos de estudios
epidemiológicos en el sentido en que el investigador modifica activamente las
condiciones de exposición. Alternativamente, se pueden estudiar los efectos de
las modificaciones de las condiciones de exposición, provocadas por otras
causas. En este sentido, un estudio de intervención, se asemeja a un
experimento. De hecho, a la epidemiologia de intervención frecuentemente se le
llama también epidemiologia experimental.
Los estudios epidemiológicos
experimentales pueden subdividirse
·
En ensayos de campo,
·
Ensayos de intervención comunitaria y
·
Ensayos clínicos randomizados.
Se han publicado muy pocos
estudios de intervención en el terreno de la Epidemiologia Ocupacional.
En
un ensayo de campo, la población está formada inicialmente por
individuos que están sanos con respecto a la(s) enfermedad(es) en estudio. En
general, la incidencia de muchas enfermedades es baja. Por ello, en este tipo
de ensayos se necesitan grandes poblaciones y como consecuencia resulta caros. En
el ámbito ocupacional, un ejemplo de este tipo de ensayos podría ser el estudio
de los efectos preventivos derivados de la introducción de mascaras antigás
sobre la incidencia de algunas manifestaciones toxicas de un determinado agente
químico entre los trabajadores expuestos. Otro podría ser el estudio de los
efectos preventivos de un programa de mejora de las condiciones físicas
individuales sobre la incidencia de trastornos lumbares en trabajadores
industriales.
En todos los ensayos de campo
debe establecerse un sistema para la recogida continua de datos como, por
ejemplo, evaluaciones periódicas de los sujetos, registro regular de los casos
de enfermedad, un sistema para registrarlas razones para dejar el trabajo, y
que los individuos perdidos puedan seguirse con facilidad. Los grandes centros
de trabajo con unos buenos servicios de salud ocupacional generalmente ofrecen
mejores oportunidades para asegurar tales datos que el marco de los servicios
públicos de salud. El proceso de intervención en los ensayos de campo debe
asegurar una buena comparabilidad de los grupos en estudio. También se debe ser
cuidadoso para minimizar el sesgo de información que podría aparecer a partir
de las observaciones de los investigadores sobre la morbilidad. En
Epidemiologia Ocupacional es poco factible realizar estudios de manera que los
investigadores se hallen a <<ciegas>>. Podemos decir lo mismo
respecto a la asignación randomizada. Por dicho motivo, la validez de estos
estudios debe asegurarse mediante otros métodos.
En
un ensayo de intervención comunitaria, la intervención tiene lugar
en la comunidad, y no en el individuo. En Epidemiologia Ocupacional, un ejemplo
de esta intervención sería la modificación de un método de producción por otro
en una fábrica con lo que cesa el uso de un agente toxico, o, alternativamente,
se introduce el uso de un nuevo agente químico.
Un
ensayo clínico randomizado es un experimento con pacientes como
sujetos y generalmente se pone en marcha para probar un nuevo tratamiento. Este
es el único tipo de epidemiologia de intervención que cumple los criterios de
un verdadero experimento. Un ensayo clínico puede definirse como un estudio
experimental en el que los pacientes se asignan de forma randomizada a un grupo
que recibe el nuevo tratamiento o a uno que recibe un placebo o algún otro
tratamiento. Los resultados de los distintos tratamientos se comparan. No es
éticamente aceptable el uso de un placebo si se dispone de un tratamiento
eficaz. En tales circunstancias, los pacientes control generalmente reciben el
tratamiento convencional y la eficacia del nuevo tratamiento se compara a la de
éste. En un ensayo clínico, el investigador generalmente está a ciegas, lo cual
quiere decir que los tratamientos están codificados y el investigador no sabe
qué pacientes reciben el tratamiento antiguo o el nuevo. Realizar el procedimiento a ciegas es uno de
los métodos para controlar el sesgo de información. Generalmente los pacientes
también están a ciegas por las mismas razones; en tal caso el ensayo se
denomina doble ciego. Por tener un diseño puramente experimental, un ensayo
clínico randomizado podría tal vez describirse como no perteneciente al ámbito
de la Epidemiologia. Los ocupacional, pero proporcionan un paradigma para los
estudios no experimentales en general.
Con
excepción de los ensayos clínicos randomizados, los estudios de intervención
difieren de los verdaderos experimentos porque en ellos la randomización no
suele ser posible. Además el control de otras exposiciones concomitantes
generalmente no es factible, por lo que muchos estudios ocupacionales de
intervención pueden considerarse como extensiones de los estudios de cohortes,
en los que las comparaciones antes – después se llevan a cabo con métodos quasi
– experimentales. Por razones éticas, de forma intencionada los niveles de exposición
solamente pueden reducirse, pero nunca incrementarse. Sin embargo, a veces,
circunstancias <<naturales>>, como la introducción de nuevos
procesos de producción, pueden hacer que el nivel de exposición aumente. Con
buena suerte y estando muy alerta, el epidemiólogo puede utilizar esta
circunstancia para efectuar un estudio de <<intervención>>. Especialmente
los médicos de empresa tienen buenas oportunidades para realizar este tipo de
estudios, ya que es menos probable que alguien ajeno a dicho medio laboral
tenga acceso a esta situación.
Aunque los estudios de
intervención tienen alguna semejanza con los experimentos, la imposibilidad de
randomizar el material del estudio es una diferencia fundamental, al menos en
el marco de Salud Ocupacional.
Si un estudio de intervención
se diseña como la continuación de un estudio de cohortes, los datos de base
deben ya haberse recogido durante la primera etapa. Después de la intervención,
el seguimiento continúa y los datos se recogen de forma similar. Como la
comparación antes-después se puede complicar debido a muchos hechos
incontrolables, a parte de la intervención, se recomienda introducir en el
estudio una cohorte control. Esta cohorte control puede no estar expuesta, como
la cohorte original de control usada en la primera etapa del estudio, o puede
ser una parte de la cohorte expuesta en la que no se haya hecho ninguna
intervención, o pueden utilizarse ambas.
En estudio de intervención, las comparaciones
antes-después se realizan dentro de la cohorte expuesta; adicionalmente, pueden
efectuarse comparaciones con un grupo de referencia o control.
En los estudios de
intervención unos resultados positivos se consideran generalmente fuertes
argumentos a favor de la causalidad de la asociación observada, incluso a pesar
del hecho de que dichos estudios pocas veces alcanzan el mismo grado de validez
que los experimentos.
Como ya se ha mencionado, los
estudios de intervención son poco frecuentes en el marco de salud ocupacional.
Algunos estudios de intervención que pertenecen al campo de salud pública, pero
llevados a cabo en varios centros de trabajo (por ejemplo, ensayos antitabaco y
otros ensayos para la reducción del riesgo coronario) son quizás las únicas
excepciones a esta regla. El problema está en que el epidemiólogo raramente
puede influir sobre las condiciones de trabajo de manera tan sistemática como
para que pueda diseñarse un estudio valido. La estrecha colaboración con unos
médicos de empresa expertos y activos es la mejor manera de que los investigadores
obtengan buenos resultados en los intentos de intervención en la industria.
Aunque exista una buena
planificación, un estudio de intervención debe enfrentarse a innumerables
problemas logísticos. Por ejemplo, se puede carecer de datos basales sobre la
morbilidad, y la intervención, esto es, el cambio en las condiciones de trabajo,
puede generar una movilidad selectiva hacia otros trabajos (por ejemplo, si el
proceso antigua se sustituye por tecnología muy avanzada). El mero hecho de
cambiar algo se notará en cambios de comportamiento en relación con la salud o
en la predisposición a quejarse de síntomas (el llamado efecto Hawthorne), por
lo que las observaciones antes-después pueden no ser comparables, o puede no
encontrarse ningún grupo de control valido. Las enfermedades con un periodo de
latencia largo (por ejemplo, cáncer) y que han sido inducidas mucho antes de la
intervención, así que puede ser imposible definir cuando son realmente
detectables los efectos de la intervención. En cualquier caso, se necesitan
décadas. Este largo período de espera puede convertir el estudio en poco
práctico o incluso irrelevante a efectos prácticos, como la prevención.
Como ya se ha comentado, si
una reducción de la exposición reduce la ocurrencia de la enfermedad en
estudio, esto apoya la causalidad de la asociación. Además, este resultado
tiene un particular significado (en relación con el tiempo y espacio) si la
morbilidad de la población diana ha sufrido realmente una reducción. La
proporción de la reducción de morbilidad que puede ser adscrita a la reducción
de la exposición, llamada fracción prevenida (FP) entre los expuestos, puede
calcularse del siguiente modo:
FP = 1
- O/E = 1 – RR
Donde O = numero de casos
observados después de la intervención
E = numero de casos esperados si no
hubiese habido intervención
Ejemplo:
La tercera etapa del estudio
finlandés sobre el disulfuro de carbono (CS2) puede considerarse como una
especie de intervención. El objetivo del
estudio era investigar si la exposición al CS2 era un verdadero factor de
riesgo de enfermedad coronaria. El estudio se inició en 1967 como un
estudio transversal de la base del estudio; también se estudió la mortalidad
proporcional de forma retrospectiva. El siguiente paso fue la formación de dos cohortes, una constituida por los trabajadores
expuestos y otra por los no expuestos, y el seguimiento de su morbilidad con
respecto a la enfermedad coronaria. La cohorte expuesta la formaban 343
trabajadores varones que habían estado expuestos al CS2 durante 5 años o más
entre 1942 y 1967 y que estaban vivos en 1967. La concentración de CS2 en el
aire se había medido de forma ocasional desde los años 40 y regularmente desde
los años 50. Los niveles de exposición habían sido muy elevados en la década de
los 40, entre 60 y 120 mg/m3 en la década de los 50, y entre 30 y 90 mg/m3 en
la de los 60. El estándar higiénico hasta 1975 fue de 60 mg/m3, luego se redujo
a 30 mg/m3. La cohorte control estaba compuesta por 343 trabajadores de una
fabrica de papel cercana.
Durante los primeros 5 años de
seguimiento, 14 hombres expuestos y 3 no expuestos murieron por enfermedad
coronaria. La estimación puntual del RR fue de 4,67 con un IC95 de 1,35 a 16,1.
Ya que el limite inferior del intervalo de confianza fue mayor que 1, el
resultado fue estadísticamente significativo. La significación del resultado
también se comprobó mediante la prueba de la X2; el valor de la X2 fue 7,12,
que correspondía a una p bilateral de 0,0076.
Estos resultados alarmantes
hicieron que la compañía de viscosa pronto adoptará fuertes medidas de prevención. Las medidas pueden considerarse como
una intervención epidemiológica. La intervención comprendía una ventilación mas
efectiva, la encapsulación posterior del proceso y una adhesión más estricta a
los principios de higiene (por ejemplo, ampliar el uso de mascaras
protectoras). Como resultado, la concentración media de CS2 se redujo a la
mitad de los niveles existentes antes de la intervención. Todos los
trabajadores que estaban considerados como de alto riesgo de enfermedad
coronaria, independientemente del motivo (nivel alto colesterol, presión
arterial elevada, síntomas de angina y hallazgos electrocardiográficos sugestivos
de enfermedad coronaria), fueron retirados del contacto con la exposición y se
colocaron en trabajos sin exposición. Después de esto, solo el 17% de los
trabajadores inicialmente expuestos continuaron expuestos. En el año 1975 fue
considerado como el momento en el que se completó la intervención y, desde
entonces, el seguimiento continuó como un estudio de quiasi – intervención. Durante
el periodo de 1975 a 1982, la mortalidad coronaria bajó al mismo nivel que la
de la cohorte control (RR=1,0). La comparación antes – después y la comparación
con la cohorte control mostraron que la intervención había tenido realmente un
efecto preventivo. Los resultados de la intervención dieron más credibilidad a
la conclusión de que la exposición al CS2 es un factor de riesgo para el
desarrollo de enfermedad coronaria. El efecto preventivo de la intervención
puede calcularse de la siguiente manera: entre julio de 1967 y finales de 1975,
murieron 219 sujetos expuestos y 6 controles debido a enfermedad coronaria
entre los expuestos hubiera persistido inalterada en relación con la de los no
expuestos, habría muerto 59 hombres (E=59). Dado que solo ocurrieron 19 muertes
por enfermedad coronaria, la FP = 1 – 19/59 = 68%.
Este ejemplo ilustra algunos
de los problemas prácticos de los estudios de intervención en el terreno de la
epidemiología ocupacional. Primero, la intervención no se realizó de forma momentánea,
fue un proceso gradual, que abarcó de 2 a 3 años, por lo que es difícil saber
exactamente cuando cambio la investigación de un estudio de cohortes a un
estudio de intervención. Segundo, la intervención fue más fuerte para aquellos
en los que cesó totalmente la exposición, porque pasaron a trabajos sin
exposición. Sin embargo, el riesgo coronario de estos hombres era inicialmente
más alto que la media y la razón de su traslado fue la presencia de un elevado
nivel de factores de riesgo. Así que los que permanecieron expuestos no eran
comparables con aquellos en los que cesó la exposición por completo.
A pesar de que este estudio no
cumplía los criterios para una intervención científicamente correcta, ayudo a
determinar la causalidad de la asociación entre la exposición al CS2 y la
enfermedad coronaria. Desde un punto de vista práctico, diremos que ha
demostrado lo fructífera que es la colaboración entre los epidemiólogos
ocupacionales, por un lado, y los trabajadores y empleados por el otro. Los investigadores
tuvieron un buen apoyo por ambas partes todo el período del estudio y este
apoyo fue decisivo para alcanzar el éxito.
Elección
del Diseño de Estudio
En principio no hay ningún
tipo de estudio que sea superior a los demás. La elección del tipo de estudio
depende de un número de factores relacionados con la factibilidad, la
eficiencia y la validez. Las consideraciones prácticas son más importantes de
lo que los investigadores, especialmente los que son epidemiólogos,
generalmente creen. El mismo resultado científicamente
<<verdadero>> puede, en principio, conseguirse de más de una manera
pero, frecuentemente, cuestiones practicas como la disponibilidad del material
de estudio, los fondos y los recursos humanos, deciden qué diseño es el optimo
bajo las circunstancias que prevalecen. Sin embargo, como norma general, un
diseño longitudinal en preferible a uno transversal cuando se trata de recoger
datos etiológicos. Los diseños transversales solo pueden estudiar la
prevalencia de una enfermedad; además, son propensos a errores sistemáticos.
Como los estudios longitudinales son los principales instrumentos en
epidemiologia etiológica, la siguiente discusión se limita a comentar las
ventajas y desventajas relativas de los distintos diseños longitudinales.
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