miércoles, 2 de noviembre de 2011

Causas de los accidentes ocupacionales


La existencia de una accidente requiere la clasificación en una escala que va de la causa al efecto. Deben diferenciarse tres niveles:
• el nivel de las causas de los accidentes posibles y reales;
• el nivel de los orígenes del accidente,
• el nivel de las consecuencias del accidente concretadas en daños personales y materiales.
La causa es la razón del accidente. Casi todos se deben a múltiples causas, como la existencia de condiciones peligrosas, las conjunción de factores, el curso de los acontecimientos, las omisiones, etc. Por ejemplo, la explosión de una caldera puede deberse a una o varias de las razones siguientes: deficiencias de los materiales de las paredes de la caldera, formación inadecuada de la persona para garantizar un funcionamiento seguro, fallo en el dispositivo de reducción de la presión e incumplimiento
de un procedimiento como el sobrecalentamiento. Si no se dan uno o varios de estos factores, el accidente podría no haber ocurrido. Deben distinguirse de otras condiciones que no son causas del accidente: en el ejemplo, serían la información sobre el tiempo, la temperatura ambiente y el tamaño de la sala de la caldera.
Es importante diferenciar los factores asociados al proceso productivo de las causas del accidente relacionadas con los trabajadores (comportamiento del operario inmediato), de la organización (políticas o procedimientos de trabajo seguros) y de las causas de carácter técnico (cambios ambientales y fallos de los objetos). Ahora bien, en el análisis final todos los accidentes se deben a un comportamiento erróneo de las personas, ya que éstas siempre están situadas en el extremo de la cadena causal.
Por ejemplo, si se determina que un material defectuoso es la causa de la explosión de la caldera, entonces puede deducirse una conducta impropia por parte del constructor, del fabricante, del encargado de su comprobación, del instalador o del propietario (p. ej., la corrosión debida a un mantenimiento inadecuado).
En sentido estricto, no puede hablarse de “fallo técnico” ni de causa técnica de un accidente. La tecnología sólo es el vínculo intermedio con las consecuencias de un comportamiento inadecuado. Con todo, la división habitual de las causas en técnicas, organizativas y del comportamiento es útil, ya que permite establecer qué grupo de personas ha actuado de modo incorrecto y ayuda a seleccionar las medidas correctivas pertinentes.
Como ya se ha señalado, la mayoría de los accidentes son el resultado de un conjunto de causas. Por ejemplo, una persona resbala con una mancha de aceite en un pasillo oscuro y poco iluminado y se golpea con el borde afilado de un repuesto allí almacenado, lesionándose la cabeza. Las causas inmediatas del accidente son una iluminación inadecuada en la zona, un piso inseguro (mancha de aceite), unas suelas antideslizamiento inapropiadas, la falta de protección en la cabeza y la mala colocación del repuesto. El accidente podría no haberse producido si se hubiese evitado la conjunción de causas o se hubiera interrumpido la cadena causal. Por tanto, la prevención eficaz de los accidentes exige el reconocimiento de esta cadena y su ruptura,  de forma que se impida un nuevo accidente.
                                                    Reinald Skiba

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